Por Ignacio Reig
Sistemas desactualizados y poco acordes con la eclosión digital que vivimos empiezan a formar parte de un pasado analógico, fijo y estanco. Hoy, las empresas y la sociedad en general, miran al futuro con objetivos claros apuntalados sobre los principios de transparencia, eficiencia y sostenibilidad.
Las organizaciones más avanzadas han entendido que la transformación digital no es opcional y han tomado conciencia sobre la necesidad de evolucionar sus estructuras y sus procesos e, incluso, muchas de ellas, han comenzado a redefinir sus modelos de negocio, conscientes de que un planteamiento basado en el mantenimiento de su status quo, puede provocarles serios problemas.
En este proceso evolutivo hacia lo digital están destacando estrategias basadas en la movilidad, la seguridad de la información, la analítica de los datos y, cómo no, la nube. Pero, aunque la tecnología es cada vez más asequible, gracias, entre otras cosas, a los nuevos modelos de explotación comercial basados en el pago por uso o en la concepción del software, las infraestructuras o las plataformas como servicio, no es esta la verdadera protagonista del cambio. Hoy, es la sociedad la que ejerce un efecto tractor generando nuevas necesidades como el acceso inmediato a la información o la utilización de cualquier canal o dispositivo para comprar, informarse o relacionarse.
Pero además de esto, el ciudadano, usuario, cliente o empleado, es decir, las personas, en todas sus dimensiones, ya sea en su relación con la Administración Pública, con las marcas comerciales o con su propia empresa, demandan, por un lado, procesos más participativos y, por otro, un mayor compromiso de respeto con el medio ambiente. Y es aquí, donde la tecnología recoge el testigo y muestra todo su potencial para facilitar la prestación de estos servicios focalizándose en optimizar los recursos existentes desde la racionalización y la compartición para mejorar la eficiencia.
Compartir y racionalizar para impulsar la eficiencia
En el entorno digital al que la sociedad poco a poco se va desplazando, una de las claves es eficiencia, eso sí, una eficiencia que permita no solo mantener, sino ir elevando la calidad de los servicios que organizaciones públicas y privadas prestan a ciudadanos y clientes. En este sentido, el uso intensivo de las tecnologías digitales facilita la transformación de procesos poco eficientes y ayuda en la prestación de servicios de calidad aprovechando al máximo los recursos disponibles. Pero es necesario, racionalizar y compartir infraestructuras y servicios e impulsar nuevos modelos de actuación basados en la coordinación y la colaboración.
Según fuentes del Ministerio de Economía y Hacienda no es lo mismo reducir el gasto en TI que mejorar la eficiencia de los servicios públicos empleando TI: “el coste de un servicio digital es de 5€ frente a los 80€ de uno presencial”. Esta afirmación podría ser perfectamente extensible al ámbito de la empresa privada donde lo digital ha dejado de ser opcional para convertirse en una necesidad. Ahora bien, para hacer realidad esa digitalización eficiente, es necesario apostar por puestos de trabajo virtuales que faciliten la flexibilidad y la movilidad y aprovechar las múltiples ventajas que ofrece el amplio marketplace de aplicaciones de consumo flexible que, hoy por hoy, presenta el mercado ya sea para almacenamiento, mensajería o comunicaciones unificadas.
Los entornos tecnológicos avanzados, flexibles y eficientes, están orientados a la homogenización y racionalización de las infraestructuras. En este entorno, la virtualización y el cloud Tier IV, son los grandes protagonistas. Pero también hay que hablar de integración con los entornos tradicionales on-premise y los sistemas legacy -porque la transición hacia lo digital requiere muchos pasos intermedios-, de plataformas de interoperabilidad de datos y de centros avanzados de gestión de digitalización e impresión optimizada e impresión 3D, de un nuevo modelo de redes de comunicaciones, etc.
De hecho, las redes de comunicaciones avanzadas, unificadas y seguras, escriben uno de los capítulos más importantes en el proceso de transformación digital. Hoy, las soluciones de comunicaciones de última generación, prestadas en modo tradicional o como servicio, aportan una mayor rapidez, abaratan los costes y respetan el entorno. Por lo tanto, estos sistemas son un valor fundamental en cualquier organización. Su diseño y gestión son primordiales para que el resto de tecnología pueda utilizarse como elemento facilitador y no, como origen de problemas. También son la base para garantizar la seguridad de la información.
Para Informática El Corte Inglés la eficiencia energética, es uno de los aspectos más importantes que tenemos en cuenta a la hora de diseñar nuestras infraestructuras, además de ser una obligación para todos los players que operan en el sector TI. Aspectos relacionados con la eficiencia energética y con la sostenibilidad que van desde la elección de un emplazamiento sostenible, el control del consumo responsable del agua o la utilización de energías renovables, hasta la reducción de emisiones a la atmósfera o el uso de los materiales adecuados.
Como ejemplo ilustrativo destaca el CPD de Murcia que, al igual que el resto de los centros de datos de la organización, utiliza sistemas de free cooling, reciclaje selectivo de todos los residuos generados en el centro de datos, así como recogida y reutilización del agua de lluvia. Además, el centro de datos está compuesto por paneles solares fotovoltaicos, sistema integral de alumbrado led, contención de pasillos fríos, sistema de almacenamiento de estado sólido y equipamiento certificado con EnergyStar. Todo ello enfocado a conseguir mayor eficiencia energética siendo conscientes de que la mejor manera de convencer a los demás es siempre con el ejemplo de uno mismo.