Ir al texto principal | Identificarse | Contacto

Salud 2.0.

Enviado el May 12 2009 a Destacados, General, Noticia | Etiquetas: , , , ,

La información (y el conocimiento) como paradigma.

La Información trata de aglutinar el conjunto de fenómenos heterogéneos, que se articulan en torno a los procesos de recuperación, manejo y gestión de la información en cualquiera de los ámbitos de la salud humana.

Una medicina centrada en el paciente requiere individuos, formados e informados, capaces de tomar sus propias decisiones en cuanto a su propia salud y calidad de vida. Dichos ciudadanos, como expertos en su propia salud, deben poder adoptar el papel protagonista que en el cuidado de ésta les corresponde. Para lograr este objetivo, se requieren herramientas para proporcionarles información veraz y basada en evidencias, actual, comprensible, y personalizada a su propia realidad.

Del mismo modo, los profesionales tienen necesidades de información que engloban, no solo el acceso a las fuentes documentales, sino también las herramientas que le permitan encontrar y aplicar el conocimiento disponible, para su formación continuada y su práctica clínica.

En un contexto más amplio, las organizaciones sanitarias tienen sus propias necesidades de información, que les permitan la toma de decisiones organizacionales y de gestión de recursos. Dichas necesidades se sustentan en herramientas que engloben indicadores empresariales y sistemas de información, adaptados a la realidad sanitaria. El resultado es un innovador ámbito de gestión, que permite el diseño de procesos asistenciales, donde se integran las nuevas realidades sociales y tecnológicas, y es compatible con conceptos como personalización y calidad. Además, la madurez de dichas herramientas hace posibles nuevas percepciones como la simulación de decisiones, la prospección de tendencias y la evaluación instantánea de riesgos.

De esta manera, resulta necesario considerar cómo la información en salud -y su gestión-, se convierten en herramientas imprescindibles para la toma de decisiones en una triple perspectiva:

o Educación para la salud: decisiones sobre la propia salud, prevención y autocuidado

o Medicina basada en pruebas: decisiones clínicas, ayuda al diagnóstico, sistemas expertos

o Gestión basada en pruebas: decisiones organizacionales y de gestión de recursos, apoyadas en sistemas de información y normalización de indicadores

No obstante, la información necesita transmitirse hasta aquellos capaces de usarla. Así, comunicar en salud aúna todas aquellas habilidades y estrategias, que posibilitan la transferencia de información de una manera eficiente, entendiendo ésta como una transferencia multidireccional que enriquece a cada uno de los actores y niveles implicados.

Las TIC, y en especial Internet, son capaces de posibilitar esta interacción de manera personalizada, considerando e integrando las actividades de comunicación, junto al resto de intervenciones, en los procesos de salud y gestión organizativa.

Por último, no es suficiente con generar y transmitir información. Es necesario que dicho proceso culmine con la generación de conocimiento o, lo que es lo mismo, que la información inicial provoque cambios. El fin último de la comunicación efectiva es generar y procesar la información a fin de que resulte útil para la toma de decisiones. Decisiones para el individuo sobre su propia salud, para el profesional sobre la salud de los demás, y para la organización sobre el uso eficiente de los recursos disponibles.

Internet y Salud

Por primera vez en la historia, podemos experimentar que el Mundo es una comunidad global, con cuyos individuos podemos relacionarnos de manera instantánea. Cualquier información puede difundirse y provocar cambios y reacciones en lugares alejados, y existe la posibilidad “democrática” para cualquier individuo de compartir sus creaciones ideas u opiniones.

Todas este nuevo panorama esta generando cambios sociales, y también cambios en valores que creíamos firmemente asentados. De la misma manera, por supuesto, aparecen conflictos y nuevos problemas, entre los que destacan la seguridad de la información personal y la calidad de la información que circula en Internet.

Hasta hace pocos años, los ciudadanos apenas tenían la posibilidad de acceder a otra información sanitaria que no fuera la que los profesionales podían proporcionarles directamente. Internet ha supuesto el cambio del problema de acceso a la información, por el de la selección de ésta.

La utilidad de la información sanitaria online es hoy incuestionable, tanto como herramienta para la educación sanitaria de los pacientes, como para la investigación y formación continuada de los profesionales.

A su vez, conseguir a pacientes formados e informados, capaces de tomar decisiones con independencia, comienza a ser el primer objetivo de aquellas sistemas sanitarios que quieren organizarse alrededor del individuo y su entorno, como estrategia última que garantice su sostenibilidad.

De una medicina centrada en el propio sistema, se quiere evolucionar a una medicina centrada en el paciente, donde esa relación asimétrica entre paciente y profesional no impida que el primero pueda tomar decisiones sobre su salud (sobre su vida y su futuro, en definitiva).

Así, un 77% de los españoles considera que una mayor información al paciente es fundamental para mejorar la calidad de la atención sanitaria en nuestro país, según se desprende de la encuesta paneuropea sobre atención sanitaria realizada para Stockholm Network.

La información directa al paciente (Direct-toPatient Information o DPI) lleva décadas generando controversia. Cuestiones como su calidad, confianza en las fuentes, veracidad, accesibilidad, asequibilidad, . . .  son cuestiones que han sido abordadas desde diferentes enfoques en los últimos años.

Internet está ahí, como una fuente casi ilimitada de información de todo tipo que cae, a modo de avalancha, sobre unos usuarios que no disponen de las herramientas y conocimientos necesarios para poder acotar, cribar y criticar dicha información.

Por otro lado, y también con el fenómeno de la información como fondo, los sistemas sanitarios más avanzados y la relación médico-paciente están sufriendo cambios.  El paciente/ciudadano/consumidor/usuario de servicios quiere adquirir su mayoría de edad. De una medicina paternalista en que el paciente se ponía en las manos del profesional, se pasó a una medicina industrializada, que media sus resultados con indicadores de productividad, y basaba sus logros en una satisfacción del paciente mal definida, basada en derechos aparentemente ilimitados y una visión superficial de la actividad asistencial.

Un nuevo modelo de salud, basado en el individuo, su entorno y sus circustancias está en ciernes, Aquí, el paciente es experto en su experiencia, pero también es conocedor de las limitaciones de la medicina, usa de manera responsable los recursos y se responsabiliza en la sostenibilidad del sistema.

Un grupo de pacientes, cada vez más amplio, quiere aprender sobre su enfermedad. Este es un fenómeno relativamente nuevo, y con aspectos sumamente positivos. Más allá de una visión “cibercondríaca” de la realidad, debemos enfocar la cuestión, considerando que hay pacientes que reclaman un papel más proactivo en sus procesos de salud-enfermedad. Cuanto más grave sea la enfermedad, más informados y comprometidos están los pacientes.

De esta manera, Harris Interactive calculó en el año 2005, que más de 117 millones de adultos habían buscado en Internet información sobre salud, lo que supuso más del 72% de usuarios conectados. En España estas cifras son todavía modestas, rondando el 30% los internautas que habían consultado información sobre salud en el 2005 (INE)

El retrato robot del usuario de la red, para la búsqueda de información sanitaria en España, es una mujer de 40 años, universitaria, con hijos a su cargo, que consulta información varias veces al mes sobre temas para el cuidado de su salud o de aquellas personas que están a su cuidado (hijos, familiares, etc.). Este perfil corresponde al de un verdadero agente de salud para la comunidad, y es al él a quien los profesionales deberíamos educar para que los beneficios de esta acción alcancen a toda la comunidad.

Internet está ahí, nuestros pacientes van a buscar información y pueden encontrarse ante el último artículo científico o frente a un blog de un iluminado. En ambos casos se van a encontrar con información que no serán capaces de manejar de forma útil y provechosa.

Los profesionales sanitarios se encuentran ante la necesidad de “prescribir Internet”, pero se encuentran con dificultades para localizar e identificar las fuentes de información de confianza.

De este modo, ya en este momento muchos de los servicios de salud, hospitales, organizaciones científicas. . . de España cuentan con portales, dirigidos al ciudadano, donde poder ofrecer información sanitaria y una vía de relación directa con el sistema.

Existen excelentes sitios con información de calidad-un ejemplo, sin ir más lejos, es la información para padres de la AEP-, pero dicha información está diseminada en multitud de webs de todo tipo, y escondida entre información menos fiable o, incluso, nociva.

Hasta el momento, varias organizaciones se han dedicado a tratar de ordenar el caos y, así, han surgido los sellos de acreditación de webs confiables. HON, pWMC, WMA, etc., son iniciativas muy valiosas para establecer la confiabilidad y ética de las webs como canales de información (aunque poco conocidas por los ciudadanos de a pie), pero no entran a valorar la información misma y su calidad. Esto es así porque no hay organización que cuente con recursos necesarios para acometer esta titánica tarea.

La evolución de internet hacia lo social (Internet centrado en el navegante, como correlación a la Medicina centrada en el paciente) ha creado las herramientas –y sobre todo el clima- necesario para poder retomar la idea. Surgen así iniciativas como Salupedia.org en España o Medpedia en Norteamérica que tratan, a través de un sistema de recomendación la primera y de una wiki la segunda, implicar a los profesionales en la generación de contenidos de calidad para pacientes.

El “paciente experto” y la Web 2.0

Desde la sensibilidad generada por una concepción de la medicina centrada en el paciente (organizada en torno a) y sus necesidades, surge el paradigma del paciente experto. Así, el paciente es el mejor conocedor de su enfermedad, ya que este conocimiento emana de la propia experiencia. De este modo, cada paciente es experto en experimentar su enfermedad y reclama información y formación para poder manejar ésta de acuerdo a sus propios intereses, y tomar decisiones libremente sobre su situación personal y su futuro.

El profesional sanitario adquiere, pues, la condición de asesor personal en salud, ayudando al individuo a que cualquier decisión esté sustentada en un conocimiento veraz y asequible de la realidad.

Por su parte, lo pacientes se implican progresivamente en la generación de contenidos para otros pacientes y en el uso de herramientas online que le permitan gestionar mejor su enfermedad o, simplemente, incorporar hábitos saludables a su estilo de vida.

Así, Internet 2.0 está generando herramientas que permiten la aparición de la llamada Salud 2.0, es decir, comunidades virtuales en torno al tema de la salud.

De esta manera, pueden compartirse experiencias en los blogs ya sean escritas o en formato video, puede crearse una historia clínica en la red para disponer de un acceso ubicuo, pueden intercambiarse opiniones sobre productos y servicios de salud concretos, estar informado de las últimas noticias mediante la sindicación rss y recomendación de contenidos, y un largo etcétera que se va ampliando cada día.

Prospección y futuro.

Resulta difícil vislumbrar, a medio y largo plazo, unos mejores y peores escenarios que tengan base real. Cuestiones como la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, modelos de negocio en la provisión de servicios, brechas tecnológicas e inequidades en el acceso a la información y los recursos, dificultan preveer unos resultados que, mas allá de lo tecnológico, cuentan con condicionantes políticos y económicos.

En un post anterior daba una visión personal de lo que nos puede ofrecer Internet en los próximos años, y cómo cambiará nuestra forma de utilizar la red. Necesitamos unos servicios mas seguros, tanto en cuanto a la información personal como en lo referente a la calidad de la información pero, sobre todo, seremos mas cuidadosos a la hora de compartir o recuperar dicha información.

La pregunta está ahora en el tejado de los médicos. ¿seremos capaces, los profesionales de la salud, de acompañar a los pacientes en este viaje?

Ignacio Basagoiti

Tecnologias para la Salud y el Bienestar (TSB) S.A.




La Web 2.0: Internet en la «edad de la inocencia».

Enviado el May 05 2009 a Destacados, General, Noticia, Uncategorized | Etiquetas: , , , , ,

Estamos asistiendo a un profundo cambio en los sistemas sociales y productivos. Dicho cambio, sin duda catalizado por la crisis financiera, dará lugar a nuevos modelos que aún no conocemos con exactitud. El salto de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento está utilizando a Internet como la tecnología indispensable para afrontar dicho cambio.

Pero ¿Qué nos deparan los próximos años? La prospección en un campo en continua aceleración, como es la tecnología, no resulta demasiado confiable… No obstante, si podemos comenzar a vislumbrar el cambio que se vecina para el próximo lustro.

Suena con fuerza cómo la web 2.0 puede ser el motor del cambio.

El término Web 2.0 fue acuñado por O’Reilly Media en 2004 para referirse a una segunda generación de Web, basada en comunidades de usuarios y nuevos servicios de interacción como las redes sociales, los blogs, los wikis o las folksonomías, que fomentan la colaboración y el intercambio de información.

Sus características re resumen en ser sistemas abiertos, colaborativos, y en continua evolución. . .
Mas que un avance tecnológico, se trata de un cambio de perspectiva que reivindica el papel del ciudadano (del internauta) en el intercambio de información y la generación de conocimiento.

Lo que es, o no es 2.0, tampoco está completamente establecido. Por ejemplo, en sentido estricto los foros son más abiertos y colaborativos (mas 2.0) que los blogs, aunque la blogosfera es un fenómeno mucho más reciente.

También es cierto que con su popularización, el término 2.0 ha adquirido la categoría de herramienta de marketing. Durante el desarrollo de las TIC hemos asistido al uso sucesivo de estos términos “talismán” que se han ido utilizando de forma consecutiva aplicándose a cualquier producto que quisiera pasar el aval de “lo innovador”. Así las cosas fueron “multimedia”, luego fueron “interactivas”. . . y así sucesivamente hasta llegar a lo “2.0” –da igual que sean coches que chupachups-. Es por esto que me referiré principalmente al “nuevo Internet” como aquello que está llegando pero que diferirá significativamente de lo que conocemos.

Internet es un campo de batalla entre lo abierto, colaborativo y (generalmente) gratuito, y lo acotado, con derechos y (generalmente) de pago. Creo que es un error asociar adjetivos a una u otra tendencia, ya que no se trata de bueno o malo sino simplemente de los polos contrapuestos que, sin duda, acabarán llegando a un equilibrio.

Estos polos opuestos abarcan multitud de aspectos, que además se interrelacionan entre sí:

  • El software libre lucha con las licencias de usuario. Su punto medio, el SaaS (la venta de software como un servicio)
  • La computación distribuida (hardware y software propio) lucha con el cloud computing (información y herramientas en la red).
  • Los derechos de autor luchan con el uso libre de la información. Su punto medio, las licencias Creative Commons.
  • Las publicaciones científicas de pago luchan con el Open Access (o acceso gratuito a la información).
  • Las pantallas de plasma de la sala de estar, luchan con Internet en el teléfono móvil.

Y todavía hay mas tendencias: la Green Computing (las TIC basadas en la sostenibilidad y el ahorro de recursos), la Inteligencia Ambiental, la web semántica y sin barreras lingüísticas, la Autonomic Computing (o la gestión automática del software). . .

Lo que está claro es que Internet solo ha dado sus primeros y balbuceantes pasos, y lo mejor está por llegar. Y llagará cuando la tecnología, la sociedad, las infraestructuras y los mercados estén maduros.

Por el momento, descubrimos nuevas aplicaciones, vislumbramos tendencias, y observamos cómo los gigantes (corporaciones de hardware, de software, de conocimiento, proveedores de acceso y generadores de opinión) tratan de alinearse con un panorama en continuo movimiento, donde los modelos de negocio y la autosostenibilidad de los sitios aún no está definida.

Posiblemente, la aproximación más acertada a lo que finalmente ha de ser, resulta de un fino equilibrio entre los intereses de empresas y ciudadanos.

¿Para los próximos años? Pues posiblemente todo a la vez, según nuestras necesidades de cada momento. Internet en el móvil, pero sobre todo para consultar mapas e información urgente; Internet en el cuarto de estar, pero sobre todo para actividades de ocio; Cloud Computing, pero sobre todo para solventar la movilidad y con potentes herramientas de sincronización. . .

Sin embargo, el cambio más importante para los próximos años no estará en la tecnología, sino en nuestro modo de usar la red.

La web 2.0 es la segunda “edad de la inocencia” de Internet. En la época de los Gopher y del comienzo del correo electrónico, el uso de la red estaba asociado a un sentimiento de comunidad. Había redes sociales informales (como mucho, listas de distribución) y podías escribir a cualquier internauta para solicitar información o ayuda de cualquier tipo,(también es cierto que entonces no había spam).

Actualmente, nos movemos en la 2.0 casi con la misma ingenuidad aunque sin embargo nos exponemos a más peligros. No tenemos más que entrar en páginas como www.123people.es para descubrir que hay más información en la red sobre nosotros de la que sospechábamos y deseábamos.

Y los peligros son reales. Algo aparentemente molesto pero inocuo como el spam es capaz de colapsar redes, disminuir la productividad y generar importantes pérdidas. Pishing, malware, suplantaciones de identidad, etc.

Sin duda, acabaremos usando Internet con más cuidado, y al igual que tenemos una vida privada y otra pública, seremos capaces de mantener esta frontera también en la red.

Deberemos acreditar que somos quien decimos ser, para acceder a la mayoría de servicios (firma electrónica, sistemas de reconocimiento); no ofreceremos nuestros datos con tanta alegría a la hora de registrarnos (uso de algo parecido al openID), usaremos siempre sistemas de encriptación y seguridad para nuestras comunicaciones y, sobre todo, utilizaremos espacios físicos diferentes para distintas actividades (el PC de sobremesa para lo mas privado, TV/Internet para lo menos).

Si, en Internet lo mejor está por llegar, pero todavía tenemos que aprender a usarlo.

Ignacio Basagoiti

Tecnologias para la Salud y el Bienestar (TSB) S.A.